De amante, lo empedernido y de
feliz, las ganas. Su misión sobre la tierra, y entre los hombres que habitan el
reino del fuego, es la de guardián del amor por ser el, él mismo. A gatas se le
ve andar por entre los portales de otros espacios, como merodeando con
ingenuidad los contenidos tras el umbral. No siempre gana, pero sabe
perder. La fragilidad en lo absurdo y el
vuelo de los elegidos es ahora su noche en sol. Camina a casa casi dormido, luego
de extensa conciencia. Estará despierto, nunca hubo vuelta atrás. Estuvo aquí como
está quién se lo propone y luce las máscaras con nobleza en la fiesta de las
ceremonias, por correrle en las venas la tibieza de quién ambiciona la vida-
eso mismo profesa-. Hay quien no lo enfoca por creer que descifran, y aunque el
sigilo a veces se le queda, vuelve a aparcarse, como buen estratega. La noche
no es tan joven y siempre amerita que la remplace el día. Hoy es la conciencia
viva de tanto querer, mientras la mismísima magia descansa en casa –¡¡¡Dios te bendiiiga Fidel, donde quiera que
tú vayas!!!, por recordar a los vecinos que tanto hemos ignorado-. Y claro que existe –esa y todas las magias- se esconde tras el contacto de quién sueña
para vivir y despierta volando. Ya falta poco.
A cambio de un rostro en agua y
con historia, dejé el amuleto en una monedera, la del soma y la canción. Son
dos ojos aliados que aman a quién los posee, como la virgen amó un hijo; la
historia del Dios que no existe y escribe para no vomitar. Como un adiós aunque contigo me quede. Como un te quiero
sin márgenes de error.
Y mientras tanto seguir andando;
Sonreír, mientras quiera. El fuego sigue ardiendo, y con el guardián mantendrá
la complicidad, aún fuera del reino.